El otro día, en mi garbeo por Madrid yo solita (con un mapa. Mi madre me dio un mapa para que no me perdiese, pero al final no tuve problemas) me gasté un pastón. Mi abuela me dio cincuenta euros, ya sabeis, la paga de los abuelos, y decidí comprarme unos cuantos libros que quería. The Lovers, básicamente.
Conclusión: que, después de patearme
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